Hay una pregunta que muchas familias se hacen cuando empiezan a buscar un lugar donde dejar a sus hijos pequeños: “¿Tiene sentido que aprendan un segundo idioma desde tan chiquitos?”
Y si vivís en San José, es muy probable que te hayas topado con el término “daycare bilingüe” más de una vez. Pero más allá de lo bonito que suena, lo importante es entender qué hay detrás. ¿Realmente lo necesitan? ¿Lo entienden? ¿Se les enseña de manera respetuosa? Y, la más importante: ¿vale la pena?
En Kärämbu creemos que sí. Pero no porque esté de moda, ni porque lo diga Google, sino porque lo vivimos todos los días con nuestros niños y niñas.
Hablar desde bebés… ¿en más de un idioma?
Puede parecer exagerado. Después de todo, apenas están empezando a decir “mamá” o a balbucear sus primeras palabras. Pero lo cierto es que el cerebro de un bebé es una esponja. Y en lugar de confundirse, se enriquece cuando lo exponés a otros idiomas, especialmente si lo hacés desde el amor y el juego.
En Kärämbu no hay clases formales de inglés ni sesiones de francés con libretas y tareas. Nada de eso. Lo que sí hay es una experiencia trilingüe natural, desde el primer día, para bebés desde los 3 meses.
¿Cómo? A través de la música, de juegos con materiales sensoriales, de las canciones que cantamos para recoger o lavarnos las manos, de los cuentos que leemos acurrucados en una alfombra. Un día te escuchás diciendo “Let’s go clean up” y al rato lo ves a él o a ella entendiendo y sonriendo. Sin presión. Sin estrés. Solo jugando.

El método importa. Y mucho.
Como todo en Kärämbu, esto no es casualidad. El enfoque Montessori nos guía también aquí. No usamos traducciones, ni memorización. En su lugar, le ofrecemos al niño ambientes ricos en lenguaje, con rutinas claras y contacto diario con los tres idiomas: español, inglés y francés.
No porque queramos que “salga hablando” a los dos años. Lo hacemos porque sabemos que su cerebro está en el mejor momento para absorber, conectar y construir referencias lingüísticas que le servirán para toda la vida. Y lo mejor: lo hace con alegría, sin darse cuenta.
¿Y cómo sabemos que está funcionando?
No tenés que hacer un test. Lo ves. Lo sentís.
Cuando una niña dice “more please” mientras sirve su vasito de agua.
Cuando un bebé sonríe con complicidad cada vez que alguien le dice “bonjour”.
Cuando una mamá te cuenta que en casa su hijo canta una canción mitad en inglés y mitad en francés… y nadie se lo enseñó oficialmente.
Eso es lo lindo de aprender idiomas en esta etapa: no se estudian, se viven.

¿Vale la pena entonces?
Sí. Vale la pena cuando el idioma no se impone, sino que se ofrece con cariño.
Vale la pena cuando no se mide por resultados, sino por vivencias.
Vale la pena cuando ves a tu hijo o hija moverse en un mundo más amplio, más libre, más suyo.
En Kärämbu, cada palabra en otro idioma es una semilla. Y como todo lo que hacemos, la sembramos con ternura, juego y mucho respeto.
¿Querés verlo con tus propios ojos?
Estamos en Curridabat, dentro del Colegio Internacional Canadiense.
Te invitamos a venir, observar, jugar un rato con nosotros y descubrir qué significa de verdad una experiencia trilingüe para bebés y niños pequeños.